Arrancaba la primera temporada de la década de los años veinte con el mundo aún patas arriba. Los protocolos anticoronavirus lo mediatizaban todo en el mes de septiembre de 2020 y el Txuri Urdin tenía una final pendiente de la pasada temporada, ni más ni menos. Era la reedición de la anterior, con el Puigcerdá como rival; el conjunto de Domec volvía a disponer del factor cancha para hacerse con el cuarto título liguero consecutivo e igualar la marca establecida por los pioneros en los años setenta.
Pero entre el mes de marzo, en el que se detuvo el mundo, y el mes de septiembre pasaron muchas cosas. El Puigcerdá se había reforzado muy bien durante el verano y lo había hecho, además, con dos de los mejores jugadores de la plantilla donostiarra. Ander Arraras y Luis Giménez vestirían de amarillo y negro, cuando en caso de haberse disputado la final en su tiempo y forma, lo habrían hecho con el Txuri.
El aforo estaba limitado con que el factor cancha que tenían los de Domec a su favor ya no. taba tan determinante. La final, además, por acuerdo entre clubes se iba a disputar a tres partidos en lugar de a cinco. El equip directivo de Rosa Zubeldia hizo todo lo posible para que solo pudieran jugar la serie los jugadores que tenían ficha la tempo da anterior, pero la RFEDH hizo caso omiso de las plegarias de Txuri Urdin y los guipuzcoanos vieron cómo sus dos ex eran determinantes. Giménez marcaba en el partido de ida (5-2) y Arraras lo hacía en Donostia (4-6). Un año después de comenzar finalizaba la campaña 19/20, y acto seguido arrancaba la 20/21 con un Txuri que podemos denominar de kilómetro cero, puesto que presentaba a Klepac como único extranjero. Era la séptima temporada consecutiva del eslovaco en Anoeta, lo que le ubicaba como el extranjero que más campañas ha militado en el club, por encima de Leszek Jachna.
La pandemia había dejado la caja en precario y no había opción de fichar para competir por el título. Asi, la semifinal fue el techo en Liga y Copa de un equipo que evidenciaba un cambio de ciclo después de ganar tres Ligas y dos Copas entre 2016 y 2020. Que daba la sensación de que pudieron ser más, de no mediar aquella mala noche en el quinto partido de la 15/16 y de no haber sido pospuesta la final de la 19/20 por la pandemia. Pero la historia se escribió asi.
Mientras el equipo masculino entraba en fase descendente (aquel playoff 20/21 fue el último para el que se clasificó), pasaba exactamente lo contrario en el vestuario femenino. En la 20/21 se sumaron al equipo Cecilia López, Carmen Rivera y Holly Steeples.
La primera, canadiense, fue contactada por la Federación Española. Al tener la posibilidad de ser nacionalizada y reforzar el combinado estatal una vez que cumpliera los requisitos de residencia, la RFEDH le propuso jugar en Granada, pero finalmente no cuajó el equipo y terminó recalando en el Txuri de Koldo Sáenz y Álex Lazcano. Carmen Rivera, por su parte,
dejó el Majadahonda para jugar con las donostiarras pese a seguir viviendo en Madrid y Holly Steeples llegó desde el Nottingham Vipers inglés, recomendada por el seleccionador Harry Rosenholtz, para cerrar a cal y canto la portería donostiarra.
Ellas elevaron el nivel de un equipo en pleno crecimiento en el que Eva Aizpurua era ya una figura consagrada pese a sus 15 años (ese mismo 2020 se colgó el oro en los Youth Olympic Games) y otras adolescentes como Naroa Ruiz de Galarreta o Sara Irizar seguían sus pasos de talento y precocidad. Se mantenían las Irene Senac, Claudia Bermejo, Irune Refojos, las primas Unzurrunzaga y, por supuesto, Naiara Marauri, Oihana Zaldua y María Serna, las únicas 'supervivientes' del equipo de 2014. La fusión de todo esto permitió al Txuri escalar un peldaño más. Solo el Majadahonda y el Puigcerdá fueron capaces de imponeral conjunto de Koldo Sáenz y Álex Lazcano, que fue subcampeón de Liga y Copa en la 20/21.
El paso definitivo lo darían las donostiarras en verano de 2021 la incorporación de las hermanas Abrisqueta, dos de las estrellas de la Liga que, procedentes del Sumendi (que no sacaba equipo), se integraban en un plantel en el que tenían viejas conocidas, ya que ambas jugaron en el Kazkabarra anse creara el club gasteiztarra en la década anterior. Desde la capital de Euskadi llegó también Haizea Fernández de Romarategui, una figura en ciernes que iba a resultar clave en el desarrollo de la temporada. tes que de
La victoria sobre el Majadahonda en la sexta jornada (0-4) advertía de que el Txuri ya estaba preparado para ser campeón también en categoría femenina. El aviso no fue en vano. Pese a perder el factor cancha para la final con la única derrota de la temporada (ante las madrileñas y por la mínima en Donostia), las de Sáenz y Lazcano cerraron el título con victorias en los dos primeros partidos de la final. Los goles de Cecilia López (2) y Leticia Abrisqueta en Majadahonda (2-3) permanecerán para siempre y la historia del club como los que dieron el primer título femenino. La fiesta que vivieron las jugadoras y su cuerpo técco en Madrid, el recibimiento en Donostia el domingo por la carde y el paseo por la ciudad en el autobús turístico estuve altura del logro alcanzado.
Pero la cosa no quedó ahí. El doblete se consumaría unas semanas después en Jaca, al imponerse el Txuri al mismo rival gran final por 6-3, con goles de Haizea Fernández de Romarategui, Cecilia López (2), Leticia Abrisqueta (2) y María Serna. en la
Fue la recompensa al trabajo la perseverancia el premio a ocho arlos de entrenamientos a Ava intempestivaN Y VRIEN interminables Fran unos titulos que puenian estar en las Antipodes en 2014 para un grupo de mueres que coge el stick por primera vez, muchas de ellas procedentes del patinase artistion Era tambien la recompensa a la de la apuesta que hizo Rosa Zubeldia por tener un equipo femenino y por invitar a las mueres a practicar un deporte que apenas un par de décadas antes parecia reservado exchivamente para los hombres
Los exitos del equipo femenino fueron sin duda, el mejor colo fon a esta historia de se atos y el tel retleio del progreso del club durante estas cinco decadas El trabajo desinteresado de muchisanta gente le ha permitido ganarse un prestigioso lugar en el imaginario deportivo de Gipuzkoa y le ha mantenido siempre como un referente del hockey hielo estatal.
Con el buen estado de salad que indica el hecho de que haya más de 100 jovenes jugando a hockey en sus categorias inferiores, el Txuri Urdin asume el reto de cumplir otros 50 años sobre el hie lo desde una posicion bastante mas ventajosa que la que tenia cuando empezo todo en 1972 de la mano de la Real Sociedad.
Han sido cinco décadas de sonrisas y lágrimas de sacrificio de muchisima gente y seguir en la brecha requerira de la misma ilusión y pasión que le han puesto los centenares de personas que han hecho posible que el sueño que tenian aquellos pioneros de los setenta haya llegado vivo hasta hoy.
La receta del exito ha quedado cara a lo largo de todos estos años cantera, trabajo y valores. En base a esos tres cimientos y sin dejar de lado la ambición que se le supone a un club campeón, construirá el Txuri Urdin un futuro tan longevo como ya lo es su pasado y seguira formando parte de la rica cultura deportiva de Gipuzkoa y de Donostia. Solo queda desear que asi sea y que en 2072 haya alguien que quiera seguir contando esta bonita historia. Zorionak eta urte askotarako, Txuri!
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